martes, 30 de agosto de 2011

CABO DE MIEDO, las dos versiones

Aclaro, desde ya, que esta breve explicación adolece de la riqueza que puede producirse en la dinámica de una clase presencial, siempre única e irremplazable.

En la última clase teórica, nos restaba finalizar la aproximación comparativa que hacíamos sobre las dos versiones del film Cabo de miedo.
Habíamos podido ver las primeras diferencias entre el Cady y el Sam de Thompson con los mismos personajes en Scorsese. Llegamos, entonces, a esas dos primeras ads. que presentan a los personajes. En Scorsese, solo se lo presentaba en primer lugar a Cady en su salida de la cárcel. La presentación de Sam la salteamos, y vamos directamente a cómo Cady se le hace presente a Sam.

En la versión primera, la segunda ad. es directamente su presentación, en el auto, quitándole las llaves. Todo su hacer manifiesta un ser menos ágil, más “obediente” (pensemos que su venganza es diferente motivada por razones distintas en sus propias características y en las de Sam), es menos amenazante y está frente a un Sam que lo reconoce de inmediato. Su mirada hacia las mujeres es más privilegiada en esta versión (recordemos que la mujer a quien golpea nada tiene que ver con la historia con Sam), y da a entender ya cierta misoginia, haciendo alusión a cómo son de provocativas las mujeres. Su saludo final va dirigido a su familia (esposa e hija, que no logra amedrentar a Sam) .
Todo esto, de algún modo, construye un Cady cuyo único objetivo no se reduce a perseguir y vengarse de Sam, y que parece tener una vida propia (volveremos sobre este tema de vital importancia).

En la segunda versión, intermedia una pequeña secuencia de dos escenas, en las que Cady se le presenta indirectamente a Sam: la escena del cine y la de la heladería.
Estas son de enorme implicancia para las características que le posibilitan a Cady hacer lo que hace. En primera instancia, lo molesta, en segunda, y he aquí lo fuertemente diferente, ha ido a la heladería y le ha pagado los helados, es decir, sabe lo que Sam y su familia, luego de ir al cine, hacen después, y esto dice a las claras de su obsesión, de que su hacer se limita a saber qué hacen los Bowden en detalle (no olvidemos la cuerda del piano), y da paso a considerar que este Cady es estratégico, profundamente obsesivo, y todo su deseo es absoluto, destinado a un solo objeto.

Recién luego, se le presenta en el auto. Sam no lo reconoce más que como el tipo del cine (evidenciando la poca o nula importancia que él mismo le dio a su vieja traición), y es el mismo Cady quien se le presenta y le recuerda el pasado. Su hacer es ágil, veloz y demuestra poderío, solo le devuelve las llaves cuando él quiere. Su superioridad, no solo respecto de Sam, sino del Cady de Thompson, hace a la enorme diferencia de personajes, y por ende, de ciertas posibilidades de accionar dramáticamente que ambos tienen. Cuando se va, lo amenaza por lo bajo, y su amenaza es, en definitiva, la enunciación de su objeto de deseo, que será todo su hacer hasta la muerte.
Pensemos en esas dos escenas previas a su presentación, devenidas de características que el Cady primero no tiene, por lo cual jamás podría ejecutarlas, y en todas aquellas características en que difieren que hacen que cada uno de ellos ejecute o más acciones, o las mismas, pero con ciertos grados de diferencia. Por lo cual es claro comprender la enorme y enraizada relación entre lo que el personaje es y lo que hace, y su hacer siempre es una ad.

Cuando podamos hablar del deseo, veremos el tema de los objetos absolutos y los objetos parciales o metonímicos de Lacan.

Beatriz

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